Tu rol como contribuyente

Muy probablemente conoces los rompecabezas de mil piezas. Los has visto en estanterías o tal vez jugado en familia o tú sola o solo. Cual sea el caso, el contenido de cada pieza no dice mucho, pero al juntarlas todas, tenemos el panorama completo de una pintura o fotografía monumental.

Para refrescar la memoria, en un reciente blog, hablamos de dónde viene la etimología de “impuesto” y por qué lo pagamos. Este podría considerarse la segunda parte de ese episodio, donde ahondaremos sobre el rol que tienes como contribuyente, una especie de guía a modo de repaso sobre derechos y obligaciones.

Para ponernos en contexto, dijimos que el Estado es el encargado de recaudar los impuestos con el propósito de tener presupuesto para gasto público. Además, obtiene su ingreso tanto Tributario como No Tributario; en donde el primero se obtiene de impuestos, aportaciones de seguridad social, derechos y contribuciones especiales, y el segundo de actividades propias del Estado e ingresos financieros.

Para llegar a ser contribuyente, hay que crear un vínculo con el Estado. Y para este punto, tiene que darse un hecho imponible, el cual consiste en un hecho hipotético, un acto que justifique o que provoque el pago de impuesto. De aquí nace la obligación tributaria. 

Para esto basta con un ejemplo. Supongamos que un individuo no tiene antecedentes de tener relación jurídica con el Estado. De un momento a otro se vuelve una persona funcional de la sociedad y decide que para su propósito es conveniente comprar mercancía textil de fábrica para poner su propio negocio de venta de ropa. No es un misterio que a partir de este hecho se generan dos eventos trascendentales para el ciudadano: por un lado la adquisición de mercancía, y por el otro, el ingreso en la venta de ese mismo producto en su negocio.

Esto es un hecho imponible, un presupuesto que es fijo por la ley para recibir su parte económica por estos dos eventos. Surge una obligación como ciudadano contribuyente, al ser el Estado quien exija dicha remuneración. Desde un punto de vista suena frío, aunque recordemos que ese dinero hace que muchas otras cosas se muevan, como el pago de servicios públicos para el correcto funcionamiento de una sociedad. Al final es un vínculo jurídico saludable si se respetan ambas partes.

Cuando existe una relación de cualquier tipo, siempre hay beneficios al igual que un acuerdo en específico. Incluso existen contratos legales para tal efecto, como en el caso de matrimonios, arrendamientos, contratos laborales, mercantiles, etc.

En esta relación, que evoluciona a jurídica-tributaria con el Estado, no hay exención de obligaciones y derechos. Ambas partes forman un acuerdo desde el momento en el que se genere un hecho que provoque impuestos como lo vimos en el apartado anterior. Así todos salen ganando. Toma nota de un listado de los derechos y obligaciones que como contribuyente te corresponden, o más bien, nos corresponden.

Entre las obligaciones que se deben cumplir se encuentra la expedición de comprobantes fiscales, llevar contabilidad, estar inscrito en el RFC, presentar declaraciones de manera periódica de acuerdo a tu régimen.

Si nos damos cuenta, en los puntos anteriores notamos que todo debe “estar escrito”, tener un registro en el que ambas partes exista también una actualización de los hechos, llámense ingresos y egresos. Aquí aplicaría bien el dicho popular que dice que “cuentas claras, amistades largas”.

Existen por supuesto otras obligaciones además de las ya mencionadas, que dependen de si se trata de una persona física o moral, como la retención de impuestos, la determinación de la utilidad fiscal y el pago de las participaciones de la misma a los trabajadores.

Por otra parte, los derechos son algo que también tiene que tomarse a consideración, pues así como hacemos valer nuestra responsabilidad como contribuyentes, es vital saber que tenemos derecho a tener información y asistencia para cumplir con nuestras obligaciones fiscales, a tener orientación en todos los medios posibles y no faltar. Tenemos derecho al respeto y consideración, a la devolución que se pueda generar en el ejercicio fiscal.

Puedes consultar con mayor detenimiento la información relacionada a otros derechos y obligaciones que no mencionamos aquí en los links de la fuente de esta entrada de blog.

Podría sonar redundante el mencionar nuevamente que hay dos sujetos en esta relación. Y es que todo contribuyente implica ser un sujeto pasivo, y que el Estado funja como sujeto activo. Te explicamos.

Todos los sujetos activos se componen de los organismos que se encargan de recaudar los impuestos y que operan bajo este presupuesto. A diferencia de los sujetos pasivos que pagan impuestos.

Así que sí, los sujetos activos son el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT), el Servicio de Administración Tributaria (SAT), entre otros.

Mientras que los sujetos pasivos se dividen en directos (los que realizan el hecho imponible), sustitutos (el que retiene los impuestos del contribuyente directo) y solidarios (los representantes de empresas).

Tu rol como contribuyente es el resultado de una relación jurídico-tributario, mismo que surge de una serie de hechos imponibles que generan impuestos. El rompecabezas ya está armado con el desglose que hicimos brevemente de los derechos y obligaciones.

La última pieza para coronar este panorama es hacer valer tu responsabilidad como contribuyente, conocer lo básico de lo que sí y no debes hacer.

Si tienes dudas sobre cómo desempeñar bien tu papel contributivo, siempre puedes contar con COFIC Consultoría Integral para cualquier consultoría fiscal en relación con tu negocio o a manera personal.